“No hay ningún logro, porque nunca se logró nada. Cuba, toda su vida, fue igual que un cangrejo. En vez de marchar para adelante, siempre marchó para atrás. Fíjate que Cuba no tiene adelanto ninguno. Nosotros vamos a pasar a ser indios de nuevo. Que no te coja el susto. Va a llegar el tiempo en el cual estas lucecitas que se ven no las vamos a tener más. Vamos a vivir en este país como indios en tiempos antiguos, cuando no existía la luz que después pusieron con la revolución. Lo mejor que tenía Cuba lo quitaron que eran las centrales azucareras. Cuando destruyeron las centrales azucareras no se quedó más nada.”
“Mi hijo se subió a la torre de ETECSA hasta el topecito. El viento lo batía parra arriba y para abajo. Tuvimos un momento en que pensamos que se fuera a caer. El viento era muy fuerte allí arriba. Él parecía un muñequito de este tamaño. Esta torre sí es alta. Lo único que les gritaba a los policías era que no dieran un paso porque si lo hicieran, él se tiraba. Él estaba cansado y humillado, y de todo por culpa de ellos. Que le pusieran un helicóptero y le dejaran irse del país. Ya le habían cogido cuatro salidas ilegales. La primera vez estuvo un año preso, la segunda vez un año y medio, y la tercera vez tres años. Que lo dejaran vivir, desde que tenía 15 años no le dejaban vivir. Si uno de ellos intentaba subir la torre, él se tiraba. Iba a hacer su testimonio desde allí arriba. El pueblo cuando lo veía lo apoyaba mucho, le decía el líder del país, patria y vida, que con los apagones no se podía vivir, que estábamos viviendo oprimidos y humillados. Pedía un avión, un helicóptero.” // “Hubo un muchacho que apoyaba a mi hijo según el pueblo y la gente que estaba allí. Gritaba patria y vida y participaba en la manifestación. A él también le citaron. Le citaron a él, a mi hijo y su sobrino. Dicen que había unos cuantos más, pero a ellos no les vi. Unos días antes (de la muerte de su hijo) veo a este muchacho en la esquina y me dice que le citaron otra vez y que estaba cansado de estos singaos. Y a los pocos días mi hijo muerto, con las manos de este ciudadano. No te puedo decir en la vida real cómo fue, porque no estaba aquí, me encontraba en Cienfuegos. Me dicen que estaba parado afuera con una pareja de homosexuales y dicen que vino a tocar esta puerta aquí para pedir un tabaco a mi hijo. Mi hijo le dijo que él no tenía tabaco, que podía darle un cigarro. Pero esta historia es mal contada. La pareja de los homosexuales se fue corriendo del barrio. Uno salió del país y solo regresó cuando se hizo el juicio, vive en Oriente y nunca compareció en el juicio. Yo encontré las chancletas del muchacho que mató a mi hijo dentro de nuestra casa. Hicieron las pruebas y dio positivo que eran suyos. ¿Qué hacía dentro de la casa? Los dos homosexuales que fueron los únicos testigos no comparecieron en el juicio. Van a ser dos años que mi hijo está muerto, se hizo el juicio y a mí todavía no me han mandado el veredicto.”
“Es el mismo gobierno (que tiene la culpa). Desde que el gobierno permitió las jineteras en Cuba. Las mujeres más púdicas que había en el mundo eran las cubanas. Las mujeres que más valían. Ahora no valemos ni veinte kilos en el mercado. ¿Tú no lo sabías? Desde que se permitió el jineterismo en este país que empezaron todas. Esto se fue derramando por completo. Los niños de quince años se matan en las discotecas a machete limpio, en medio de un parque, en un prado... No llames un policía que no viene.”
“Desde que yo empezaba a tener el uso de mi razón, mi papá siempre caía preso. Se dedicó a hacer empanadas junto con mi mamá y las vendía por la calle para poder mantenernos. Así tuvimos el televisor y la refrigeradora de nuestra casa. Es que mi papá nació en una familia revolucionaria. Pero fue la oveja negra. Una vez le mató un ternero a mi abuelo. Mi abuelo lo dijo a la policía y mi padre tuvo que cumplir la pena. El abuelo sabía que mi papá tenía siete hijos en la familia, pero nada, lo mandó cumplir. Antes, la cosa era así. Después, cuando mi papá salió, se marcó para toda su vida. No lo dejaban respirar. Si se movía un cartel por Cruces, lo mandaron a buscar en la PNR. Le perseguían por todas partes, a donde fuera. Mi papá no estaba contra el sistema, aparte de que participó en la Limpia del Escambray, pero después le cayó una desilusión muy grande.” // En los años 80, con el Mariel, nos tocaban la puerta de la casa. En este municipio hicieron una conga que iba calle por calle tocando, tirando huevos, piedras, palos. Y nosotros esperando que llegaran a nosotros. Primero vino la policía y nos tocó la puerta. Les dijeron a mi papá y a mis hermanos que se tenían que ir el otro día o íbamos a la cárcel por cuatro años todos. Decidimos que mi papá tenía que irse del país, con sus años ya no hubiera aguantado la prisión, y junto con él mis hermanos. Las hembras nos quedamos con mi mamá. El otro día nos unimos a la manifestación y gritábamos las consignas contra nuestra familia para que nos dejaran en paz. Mi padre y mis hermanos se fueron en el 80. La familia quedó destruida. Hace más de cuarenta años que yo no veo a mis hermanos. Y mi papá murió allá. Fueron botados de su país. La gente del 80 fue botada de su propio país. Deshonrosamente.”
Estrella Alfonso de Armas nació en la provincia de Cienfuegos en una familia cuyo destino ha sido fuertemente marcado por los acontecimientos ocurridos en Cuba después del triunfo de la Revolución Cubana. Si se puede decir que alguna de las etapas de su vida ha sido verdaderamente feliz, sería la infancia. Su padre venía de una familia que apoyaba la revolución y él mismo hasta participó en la Limpia de Escambray durante la cual se lanzaron unidades de combatientes contra los alzados contrarrevolucionarios de esta región a principios de los años 60. Sin embargo, el padre de Estrella fue siempre la oveja negra de la familia y la borrachera se le quitó rápidamente. Desde entonces se convirtió en el objeto de interés para las autoridades. Junto con la madre de Estrella tenía que hacer un esfuerzo enorme para mantener la familia de siete hijos. Los dos preparaban empanadas por la noche en el hogar y el padre las vendía durante el día en las calles para poder asegurarse de que los hijos tienen todo lo que necesitan para ser felices. A principios de los años 80, la familia fue amenazada con prisión si no se marchan del país. Al final, el padre quien ya era bastante viejo y los hermanos de Estrella se fueron a Estados Unidos y ella nunca más les ha visto. La persecución de la familia llegó a su nivel máximo con la generación de los hijos de Estrella. Uno de ellos, Liván, se subió en 2022 a una torre de ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba) en la ciudad de Cruces para protestar contra el régimen cubano tras unas largas horas del apagón. No solo pretendía llamar la atención de la población a los frecuentes y masivos cortes de electricidad, sino también quería expresar su frustración después de haber tenido que luchar durante largos años con los hostigamientos por parte de las autoridades y múltiples encarcelamientos. Su actitud llevó a un sinnúmero de habitantes locales que observaban su intento de subir la torre a expresar el desacuerdo con las políticas del gobierno y Liván fue citado a la policía. Pronto, después de varios arrestos, Estrella le encontró muerto en la casa. Desde entonces pasaron dos años y las circunstancias todavía no han sido aclaradas. En lo que se refiere al futuro de Cuba, Estrella manifiesta una visión muy pesimista y sostiene que la herencia de los Castro se va a notar en el país durante mucho tiempo, debido a que los descendientes de la familia gobernante van a continuar en el poder. Opina que un día, los cubanos abandonarán sus casas sin corriente y se marcharán a las montañas, donde vivirán como la población indígena antes de la llegada de los colonizadores españoles.